El logotipo de la ACH

El símbolo del “hombre-pájaro” que aparece en todas las funciones oficiales de la ACH, tiene una historia interesante. Fue adoptado como el emblema de la organización durante la reunión de 1976 en Martinica. El entonces presidente Woodville Marshall concoció al “hombre-pájaro” durante una visita al Museo Británico, donde se mostraba en un artefacto Taino. La ACH se comprometió a saber más acerca del proyecto y preguntó al profesor Jerome Handler, un miembro de la ACH, a llevar a cabo la investigación. Handler presentó sus resultados en la reunión de 1977:

“Tallado en una pieza sólida de madera dura y pesada, tal vez caoba, y con un alto pulido, el “hombre-pájaro” está en posición vertical y mide aproximadamente 89 cm de altura. Tiene la cabeza de un ave zarapito americano y el cuerpo de un varón humano, incluyendo los órganos genitales (ver las ilustraciones). La parte inferior del pico descansa sobre la parte superior del pecho y contiene incrustaciones de conchas que aparentemente representan los dientes. La cabeza tiene lo que parece ser un tocado plano, con un ornamento representado por líneas incisas. Las cintas o brazaletes están tallados alrededor de la rodilla y la parte superior de los brazos, y probablemente representan las vendas de algodón que los Tainos típicamente llevaban en sus brazos y piernas. Las manos y los brazos de la figura están extendidos hacia fuera del cuerpo, adoptando una forma parecida a una cruz y las piernas se inclinan hacia la parte inferior y se unen entre sí”.
Parece que el Museo Británico adquirió el original entre 1799 y 1803. De acuerdo a la información del profesor Handler:

“En 1803, apareció la siguiente noticia en Archaeologia (vol. 14, p. 269), la revista de la Sociedad de Anticuarios de Londres: 11 de abril 11 de 1799. Isaac Alves Rebello, Lcdo. F.A.S. expuso en la Sociedad tres figuras, supuestamente las de Deidades de la India, en madera, encontradas en junio de 1792, en una cueva natural cerca de la cima de una montaña, llamada Spots, en la Montaña de Carpenter, en la parroquia de Vere, en la isla de Jamaica, por un topógrafo que media la tierra. Fueron descubiertas con sus rostro colocados hacia el este (uno de ellos es el de un pájaro)”.

El “hombre-pájaro” es un símbolo del arte taíno y de la manera en la que los pueblos amerindios representaban el mundo sobrenatural con las formas que les eran familiares. De este modo, se utilizaron pájaros, ranas, iguanas y otros animales comunes en las Grandes y Pequeñas Antillas para representar al mundo de los espíritus. Los ídolos que crearon se conocían como “cemíes”. El profesor finalizó diciendo:

“Los ídolos cemíes estaban hechos con una variedad de materiales, incluyendo cerámica, conchas, huesos, algodón y madera. Según el destacado arqueólogo caribeño, los cemíes estaban “muy bien considerados debido a los poderes que se pensaba que daban a sus dueños”, así como por los poderes que tenían sobre el universo y los aspectos del mismo. Sin embargo, la naturaleza y sus poderes variaban. Algunos cemíes controlaban el suministro de alimentos y las prácticas agrícolas, las particulares podían haber sido responsables de la fertilidad de ciertas plantas, como la yuca. Otros controlaban la lluvia y otros aspectos del clima, y otros traían suerte en la caza y la pesca, controlaban la fertilidad humana, facilitaban los partos y eran capaces de curar a los enfermos.

Se consultaba con los cemíes para predecir el futuro y para obtener ayuda en la guerra o para alcanzar la paz. Los taínos trataron de absorber y utilizar los poderes de los cemíes comunicándose con ellos a través de rituales, o por medio de la oración y las ofrendas de alimentos. Cada cemí tenía una historia asociada (lo que los antropólogos llaman un “mito”, es decir, historia sagrada), que se refiere a sus orígenes y es responsable de su personalidad y sus poderes; cada uno tenía su propio nombre y algunos tenían varios nombres. Los nombres y las historias de algunos de los cemís más importantes se conocen principalmente a través de los escritos del Padre Ramon Pane, que acompañó a Colón en su segundo viaje”.

El artefacto del “hombre-pájaro” ubicado en el Museo Británico es una representación única y auténtica de un aspecto de la cultura taína, tanto más cuanto que quedan relativamente pocos artefactos de madera de origen taíno. Si bien todavía no se conoce su completo significado la ACH seleccionó este emblema para expresar su compromiso a la región y al proceso de una investigación histórica continua.